
Hacer ejercicio es una de las mejores decisiones que podemos tomar para cuidar nuestra salud física y mental. No se trata solo de tener un cuerpo más fuerte o una mejor silueta, sino de sentirnos bien, tener más energía en el día a día, dormir mejor y reducir el riesgo de enfermedades. Pero… ¿cuánto ejercicio hay que hacer exactamente a la semana para considerarnos en forma y saludables? ¿Hay una cantidad ideal? ¿Vale con caminar o hace falta ir al gimnasio?
En este artículo te explicamos de forma clara y con un tono cercano todo lo que necesitas saber para encontrar tu equilibrio: ni hacer demasiado, ni quedarte corto. Porque la clave está en la constancia, la variedad y en escuchar tu propio cuerpo.
Recomendaciones oficiales: ¿qué dicen los expertos?
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como numerosos organismos de salud pública (como el Ministerio de Sanidad en España o la American Heart Association) coinciden en unas pautas básicas:
150 a 300 minutos de ejercicio moderado a la semana, o
75 a 150 minutos de ejercicio intenso, o
Una combinación de ambos.
Esto significa que con 30 minutos al día, cinco días a la semana, de actividad moderada, estarías cumpliendo con lo mínimo recomendado para mantenerte saludable.
Además, se recomienda hacer ejercicios de fuerza al menos dos días a la semana. Es decir, trabajar grupos musculares grandes (piernas, pecho, espalda, abdomen, etc.) con algo más que caminar: pesas, ejercicios de peso corporal, bandas elásticas, etc.
¿Qué cuenta como ejercicio moderado o intenso?
A veces pensamos que si no sudamos a chorros o no terminamos exhaustos, no estamos haciendo ejercicio «de verdad». Nada más lejos de la realidad. Muchas actividades cotidianas cuentan como ejercicio, especialmente si las hacemos con cierta intención e intensidad.
Ejercicio moderado
Es aquel que aumenta tu ritmo cardíaco y respiratorio, pero te permite mantener una conversación sin quedarte sin aliento.
Ejemplos:
Caminar a paso rápido
Ir en bici sin demasiada pendiente
Bailar
Nadar de forma relajada
Hacer tareas del hogar (limpieza enérgica, jardinería intensa)
Ejercicio intenso
Aquí ya hablamos de una actividad que te hace respirar más rápido y fuerte, y que te obliga a parar si quieres hablar durante más de unas pocas frases.
Ejemplos:
Correr o trotar a buen ritmo
Nadar rápido o durante series largas
Subir cuestas en bici o usar la elíptica en resistencia alta
Entrenamientos tipo HIIT (intervalos de alta intensidad)
Jugar partidos (fútbol, pádel, baloncesto…)
La importancia del ejercicio de fuerza
No se trata de ser culturista ni de levantar pesas como en los vídeos de gimnasio, pero trabajar tus músculos es fundamental a cualquier edad. El entrenamiento de fuerza:
Ayuda a mantener el metabolismo activo
Previene la pérdida muscular (sobre todo a partir de los 40)
Protege las articulaciones
Mejora la postura
Reduce el riesgo de caídas y lesiones
Puedes hacer fuerza con tu propio peso (sentadillas, flexiones, abdominales), con bandas elásticas o con mancuernas. Dos sesiones semanales de 30 a 45 minutos pueden marcar una gran diferencia.
¿Qué pasa si hago más ejercicio del recomendado?
Hacer más ejercicio del mínimo recomendado no solo es posible, sino que puede ser muy beneficioso si se hace bien. Las personas que practican de 300 a 500 minutos semanales de ejercicio moderado o su equivalente en intenso, suelen tener mejores marcadores de salud, menos estrés y un estado físico envidiable.
Eso sí, hay que tener en cuenta algunos matices:
La recuperación es clave. Si haces ejercicio intenso cada día sin descanso, podrías sobrecargar tu cuerpo y lesionarte.
Dormir bien es tan importante como entrenar.
Escucha señales de fatiga excesiva, bajón de defensas o desmotivación. A veces, menos es más.
¿Qué ocurre si no llego al mínimo?
Si ahora mismo haces menos ejercicio del recomendado, no pasa nada: lo importante es empezar y avanzar poco a poco. Incluso 10 minutos al día pueden marcar la diferencia, sobre todo si vienes de un estilo de vida sedentario.
Recuerda: algo siempre es mejor que nada.
Ejemplo de rutina semanal equilibrada
Para visualizarlo mejor, te proponemos una distribución tipo para alguien que quiere mantenerse en forma sin grandes exigencias:
Lunes: Caminata rápida 30 minutos + 15 minutos de estiramientos
Martes: Rutina de fuerza (piernas y abdomen) 40 minutos
Miércoles: Ciclismo suave o nadar 45 minutos
Jueves: Día de descanso o paseo corto
Viernes: Entrenamiento funcional (fuerza + cardio) 40 minutos
Sábado: Excursión, baile, bici o actividad al aire libre
Domingo: Yoga o estiramientos largos
Esta combinación incluye cardio moderado, fuerza, movilidad y descanso activo. Ideal para una salud integral.
Beneficios de hacer ejercicio regular
El ejercicio tiene una lista interminable de beneficios, tanto físicos como mentales. Algunos de los más importantes son:
Mejora la salud cardiovascular
Ayuda a controlar el peso
Fortalece huesos y músculos
Reduce el riesgo de diabetes tipo 2, hipertensión, colesterol alto…
Mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad y depresión
Aumenta la energía diaria
Mejora la calidad del sueño
Refuerza el sistema inmunológico
Aumenta la autoestima y la sensación de bienestar
Y lo mejor de todo: estos beneficios se notan incluso haciendo cantidades moderadas de ejercicio.
¿Cuándo empiezas a notar resultados?
Es normal preguntarse cuánto tardarás en notar cambios si empiezas a hacer ejercicio regularmente. Depende de varios factores: tu estado inicial, tu constancia, tu alimentación, tu descanso…
En general:
En 2-3 semanas: más energía, mejor estado de ánimo y sueño
En 1 mes: mayor resistencia física, menos cansancio diario
En 2-3 meses: mejoras visibles en el cuerpo, pérdida de grasa, más tono muscular
En 6 meses: cambios notables en salud general, postura, fuerza y composición corporal
Consejos para mantener la constancia
Uno de los mayores retos no es empezar, sino mantener el hábito. Aquí van algunos trucos que te pueden ayudar:
Haz algo que te guste. No todos disfrutan del gimnasio. Prueba diferentes actividades hasta encontrar la tuya.
Agenda tus entrenamientos como si fueran una cita importante.
No busques la perfección. Habrá semanas mejores y peores, lo importante es seguir.
Crea una rutina realista. Es mejor 30 minutos al día de forma constante que 2 horas una vez al mes.
Encuentra compañía. Entrenar con otra persona te motiva más.
Combina variedad. Alterna cardio, fuerza y movilidad para no aburrirte.
Recuerda por qué lo haces. Apunta tus objetivos y tenlos siempre presentes.
En resumen
Estar en forma y saludable no es cuestión de entrenar como un atleta olímpico, sino de moverte con regularidad, cuidar tu cuerpo y ser constante.
Con cumplir los mínimos de actividad recomendados (150 minutos semanales de ejercicio moderado + 2 días de fuerza), ya estarás haciendo mucho por ti mismo.
No hay una receta única. Se trata de encontrar lo que se adapte a tu vida, a tus gustos y a tus posibilidades. El ejercicio no es castigo, sino un regalo que le haces a tu cuerpo y a tu mente.
Así que ya sabes: muévete más, siéntete mejor y disfruta del camino hacia una vida más activa y plena.